El águila solitaria junto al ex Campeón Mundial Betulio Gobzález en un encuentro en Valera |
Cuando los pocos precavidos héroes del ciclismo de 1967 se lanzaron a la primera carrera Barinas-Mérida de la historia, jamás llegaron a imaginarse que aquellos 174 kilómetros serían una verdadera tortura y la gran hazaña de un ciclista como Vicente Laguna, bautizado luego de esta gesta como “El Águila Solitaria”. La mayoría de los participantes nunca habían estado en los páramos, ni de visita, y la poca asistencia médica disponible se topó con decenas de hombres que caían como el efecto dominó, una vez que comenzaron a dejar lejos los 250 metros sobre el nivel del mar de Barinas y escalaban los laterales de Santo Domingo, rumbo a Mucubají, 3.550 metros de latitud.
Santos Bermúdez, porte de grandeza y condiciones sin igual, dejaría en el camino un literal campo de batalla antes de llegar a la plaza Bolívar merideña en poco más de seis horas y media de calor, nieve, abismo y zigzagueantes caminos.
El día de Vicente
Con el equipo de la Red de Cine Trujillo |
Al bravo vencedor se le llamó desde ese día, con justicia, “El Águila Solitaria”, no tenía equipo, tras una faena nunca imitada en esa vía tipo tornillo que lo vio bajar sin apego por la vida desde los 4.118 del Pico del Águila hasta la ciudad de las Siete Colinas, sin más compañía que los frailejones, la espesa neblina y uno que otro campesino de los estériles cerros andinos.
La llegada fue en la avenida Bolívar, frente a donde quedaba el Destacamento 15 de la GN.
Aparte de su bicicleta la única compañía que tuvo Vicente fue la del entrenador Carlos Orejuela, quien logró que ese año se dejara salir a un corredor independiente y así consiguió colocar a Vicente Laguna como el único corredor de esta categoría.
El Águila solitaria
La huella de Laguna sigue vigente |
“Resultó duro porque no tenía equipo, pero al final fue emocionante ganar esa etapa”, acotó. Nos habló del descenso después del Pico donde fue la clave de la victoria. “Yo entrenaba por esos lados y eso me ayudó mucho, ya me sabía el recorrido y cuando empecé a bajar sabía que no me agarrarían y posteriormente supe del tiempo al llegar a la meta frente al parque donde quedaba el Destacamento 15, sector Las Acacias”, señala con voz emocionada el gran ídolo deportivo trujillano.
De Niquitao a la gloria
Vicente Laguna ve la luz de la vida un 25 de abril de 1943. Nace en una tierra fértil como ha sido Niquitao, municipio Boconó.
El niño Vicente se desarrolló en un ambiente humilde pero con unos padres, Dominga Laguna y Aparicio Morillo, muy bregadores, luchadores, con deseos de superación y es precisamente su padre quien en 1962 lo inicia en esto de la bicicleta.
Ser triunfador
Vicente Laguna nos relata que desde niño soñaba y crecía con la idea de ser un gran triunfador. Siempre trabajó y se dedicó para hacer realidad sus metas.
“Desde que me inicié en el ciclismo, estando muy chamo, me mentalicé en llegar a triunfar, siempre soñé en ser un triunfador y de convertirme en alguien grande, todo lo pude lograr gracias a la disciplina, pundonor y sacrificio. Siempre queriendo y defendiendo al estado Trujillo, lo cual también ha sido algo demasiado importante y motivador para mí”. (Elvins Humberto González)
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