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REPORTAJE/ Domingo de Ramos: la extinción del Ceroxylon

Las palmeras son una de las familias de la flora
más importantes del país
“Ser protectora de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa. Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios” Encíclica Laudato si’

Grandes y pequeños ramos de palmas se perciben en todas las iglesias el Domingo de Ramos. Luego cada integrante de familia por tradición y creencia coloca como signo de protección palmas benditas en forma de cruz o corazón atrás de las puertas de las casas, en los altares de los santos o en las billeteras. 

Sin embargo, esta planta tan simbólica en Semana Santa por años fue concedida gratuitamente a los fieles católicos, quienes al desear mayor cantidad para compartir con sus seres queridos, fueron incentivando a grupos de personas que hicieron de un acto religioso, algo lucrativo.

Especies

Las palmeras, de acuerdo a Henri Pittier y su Manual de Plantas Usuales de Venezuela, es una de las familias más importantes de la flora del país. El género Ceroxylon está integrado por palmas de la familia Arecaceae, conocidas comúnmente como Palma de cera, Palma de ramos o Ramos benditos que constan de 20 especies distribuidas desde los Andes de Venezuela hasta Bolivia. Dentro de este género, se encuentra la palma más alta del mundo, Ceroxylon quindiuense, que alcanza los 60 metros, pero en el país se representan en especies como: klopstockia, alpinum, parvifrons, ceriferum e interruptum.

No obstante, según estudios realizados por la Universidad Nacional de Colombia la especie alpinum, requiere de 53 años para empezar a desarrollar su tallo y solamente a los 83 años inicia su edad reproductiva, es decir, es necesario esperar este tiempo para conseguir semillas para propagarla. Además, en algunas palmas la semilla o coco tarda en madurar 10 meses para que sea viable y en algunas pruebas esta semilla germina entre cuatro u ocho meses luego de sembrada en condiciones muy específicas.

Posible extinción

Proponen ralizar el acto religioso con plantas vivas
Las especies interruptum y klopstockia son las más utilizadas el Domingo de Ramos. Ambas se propagan por semillas que germinan luego de seis a 13 meses, aunque a veces pueden tardar hasta dos años. Pese a que florecen en un lapso de cuatro o cinco años, los expertos señalan que pueden tardar de 60 a 80 años para producir la primera inflorescencia que les garantizaría su proceso de reproducción; por lo que Pittier asegura que estas palmeras de la faja superior de los bosques andinos está en vía de desaparición.

La poda y la tala indiscriminada de la palma se realiza en varias zonas del estado Trujillo, pero el páramo La Cristalina de la parroquia Cruz Carrillo del municipio Trujillo, es el más concurrido en tiempos de Cuaresma. 

En este sentido, desde hace varios años, más aún cuando se comenzó a palpar con fuerza la comercialización de las ramas en las iglesias, organizaciones han manifestado su preocupación públicamente y aunque no se han concretado acciones contundentes como las logradas con los musgos, ejemplos como el de Colombia donde la tala de la Palma de Cera se prohíbe bajo sanción penal en forma de multa o arresto y se acostumbra en este acto litúrgico llevar plantas vivas o ramos en cáscara de mazorca; o el de Ecuador que desde el 2002 los artesanos por mandato de las autoridades comenzaron a acatar la campaña “Sin palmas pero con fe” utilizando otra materia prima para sus confecciones, podrían servir para revertir esta realidad y evitar su extinción.

Contribución

En el Jardín de Venezuela, voluntarios de Arboles de Boconó, desde hace más de un año se han encargado de realizar estudios de las especies arbóreas tanto autóctonas como introducidas del municipio y el último domingo del mes de mayo plantan entre lugares abiertos e instituciones públicas, 25 ejemplares del araguaney que bendijo en 1985 el Papa Juan Pablo II en su visita a Mérida. De esta manera, la contribución al medio ambiente puede masificarse y entre varios grupos se puede reforestar, incluso La Cristalina.

¡Plegaria por la palma bendita…!

La especie Ceroxilum prospera en las altas
serranías y es intervenida cada año por esta fecha
Lourdes Dubuc de Isea

En nuestro país la proximidad de la Semana Santa es sinónimo del riesgo cada vez mayor que corren las palmas del género Ceroxilum en ceremonia vinculada al acontecimiento que reedita el Domingo de Ramos: la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén  al paso de una multitud que le recibió con vítores y ramas.

Por alguna razón la especie Ceroxilum ha aglutinado la mayor demanda: prospera en las altas serranías, y es intervenida cada año.

Hasta donde sepamos no ha habido en el seno de la Iglesia Católica venezolana una reflexión sobre acciones semejantes que, a medida que pasan los años, se incrementan: numerosas personas debidamente apertrechadas con herramientas pertinentes escalan las montañas,  ubican las plantaciones y las agreden

Anteriormente los sacerdotes recibían los ramos, los bendecían y otorgaban a los fieles gratuitamente. En las últimas décadas (¡!) en un frenesí colectivo las parroquias se aprestan para asolar las montañas, acceder a sus cumbres, y proceder al degüello de las plantas, muchas de ellas, la mayoría, todavía niñas. Camiones 350 las trasladan a las casas de quienes se agrupan para discutir el precio de las que venderán a las puertas de las iglesias en número cada vez mayor.

Ocurrida la ceremonia religiosa y culminada la procesión de los ramos, los transeúntes observan y deploran el destrozo y vergüenza de multitud de ramas tiradas y pisoteadas en el suelo por cuanto quienes las traían no lograron el objetivo de venderlas y, pues, ya no les son útiles para nada. La ceremonia del Domingo de Ramos se desvirtúa con esta afrenta a la naturaleza.

No sabemos exactamente cuáles ni cuántos son los diferentes sitios a donde los peregrinos van a extraer el producto.  Pero, por lo menos, en el Páramo La Cristalina (Estado Trujillo), hay un reducto seguro a donde convergen los demandantes y en cuyo lugar se proveen para planificar su costo posterior... “La palma ceroxilum es muy lenta en crecimiento y alcanza su edad madura para florecer y dar semillas a los 65 a 80 años. Si es intervenida puede ser que nunca llegue  la floración e incluso se arriesga su vida al podar las hojas más tierna de la palma y si se usa el cogollo la palma muere (Sven Nehlin. wwwAvepalmas.org)

Ahora bien: ¿ocurre en todos los lugares del planeta esta masacre? No. Al menos en Colombia fuimos testigos de una honrosa ceremonia mediante la cual los fieles llevaban en sus manos porrones con palmas vivas a las que el Señor Obispo impartía su Bendición. Según pudimos verificar a través de Internet fueron el Gobierno local y la Iglesia, en conjunción decidida y plural, quienes sustituyeron a partir del año 1985 la violencia y el abuso, con una medida hermosa, digna, ejemplar y educativa.

Esta nota pretende una vez más advertir sobre las consecuencias de una cada vez mayor destrucción del hábitat de multitud de especies vegetales y animales sin que se evidencien voces y gestos que deploren estas acciones. Lo hacemos en nombre de las serranías andinas, agraviadas con las quemas y las aplicaciones cada vez más irracionales de agrotóxicos: pesticidas y venenos que abiertamente se aplican sobre los frailejones de los páramos. O el uso excesivo del carruzo montañero en la elaboración de cestería y de la viravira en decoraciones florales en peligro de extinción tal como lo fue la especie con la que se elaboraba el sombrero de cogollo.

Aspiramos que esta nota llegue al Vaticano.  Que el manso y digno Vicario Mayor,  Papa Francisco, quien con su Laudatesii  ha puesto de manifiesto su preocupación por la destrucción del planeta, induzca a sacerdotes y fieles a detener esta práctica cruel contra la Naturaleza, interceda por estas plantas y les encarezca estimular  la siembra de palmas de cualquier variedad, las cuales, al ser bendecidas cada año como plantas vivas, tendrán presencia  respetada en cada uno de los hogares católicos del país.

Apelo a las autoridades ambientalistas. A los concejos municipales.  A los consejos comunales. A las universidades. Hace unos años una porción del estado Trujillo a través de educadores y alumnos, internalizó los beneficios de los musgos (Briofitas). La Universidad de Los Andes ilustró con diversas herramientas el riesgo de su extracción y el Ministerio del Ambiente emitió una Resolución. En conjunción ejemplar de Instituciones al menos en el Municipio Boconó se detuvo el deplorable mercado de estas insignes plantas que se transportaban en camiones 750 después de exprimirles el agua purísima que guardaba cada una de sus células.

No pretendo injuriar ni descalificar a quienes hasta ahora han usado y abusado de esta tradición: pero sí advertir  que en un hábitat común, todos tenemos derecho de expresarnos, de exigir nuestra permanencia y no exponernos a una letal destrucción y desaparición de la especie. Y esto vale para la palma Ceroxilum. (Karley Durán)

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