El Pesebre de la Trujillanidad es considerado patrimonio regional. |
Propios y turistas podrán apreciar, hasta el 2 de
febrero, la recreación de un pedacito de Belén en la Casa Carmona
“Antonio Luis Cárdenas” del NURR
Sin duda, el Pesebre de la Trujillanidad, elaborado por la
Coordinación de Cultura del Núcleo Universitario “Rafael Rangel”, representa
los valores, tradiciones e identidad regional.
La iniciativa cultural y patrimonial surgió hace 17 años,
bajo la gestión vicerrectoral de Conrado Daboín, y aunque ha tenido tropiezos,
el recinto académico sigue recreando el Nacimiento del Niño Dios de una manera
muy particular, con figuras elaboradas en madera, yeso, cabilla, entre otros
materiales, con facciones humanas y con una tamaño promedio de dos metros de
altura.
No hay trujillano, en especial los oriundos de la ciudad
capital, que no hayan apreciado, en alguna oportunidad, la ilustración
decembrina. Para despedir el 2017 la estampa principal, integrada por María,
San José, el Mesías, la mula, el buey, junto a los tres Reyes Magos, fueron
colocados en el primer jardín de acceso peatonal de la Casa Carmona “Antonio
Luis Cárdenas” y permanecerán en el lugar hasta el próximo 2 de febrero, Día de
la Candelaria.
Las mencionadas piezas son obras del escultor Carlos Torres,
importante referente artístico de la entidad. Jesús “Tití” Rubio, integrante
del comité organizador, aclaró que debido a la situación país y al recorte
presupuestario sufrido en la Universidad de Los Andes, tan sólo pudieron
colocar una parte del nacimiento, sin embargo, el objetivo de avivar la
idiosincrasia local, desde el hecho religioso y popular, continúa
vigente.
En otrora, el Pesebre de la Trujillanidad llegó a contar con
28 estaciones y casi 100 piezas, siendo expuestas durante varios años en el
Parque Los Ilustres de Trujillo, pero su mantenimiento actual y colocación, por
los altos costos, es imposible. (PRENSA ULA-NURR / Gilcely
Linares)